lunes, 19 de enero de 2009

España, cada vez más cerca de la crisis

Por Marta Fdez. Olmos
[Publicado en ADN.es el 21 de octubre de 2007]

En las últimas semanas han aumentado las señales y advertencias ante los posibles efectos de la crisis hipotecaria en España

Las turbulencias financieras que han hecho temblar los mercados mundiales en los últimos meses como consecuencia de la crisis hipotecaria estadounidense empiezan a dar sus primeros coletazos en España. Las bolsas se resienten, los expertos auguran menor crecimiento y una ralentización de la economía y las advertencias tanto de entidades financieras como de organismos internacionales u otras compañías, como Moody´s o Standard & Poors, son cada vez más alarmantes.

A pesar del último estirón del Ibex, que ha conseguido volver a terreno de máximos en la última semana, las advertencias son cada vez más numerosas y el consejo de los expertos pasa por la precaución y la cautela a la hora de invertir en los mercados.

Aunque en España ninguna entidad se ha visto en una situación crítica hasta el momento, como sí ha ocurrido en otras partes del Planeta, la crisis financiera unida a la ralentización del sector de la construcción y al gran endeudamiento de las familias podría llegar a tener un efecto acusado sobre algunas cajas o bancos también en nuestro país.

Primera víctima europea: el Northern Rock

La primera víctima de la crisis a este lado del Atlántico fue la entidad británica Northern Rock, que saltó a la palestra a mediados de septiembre. Entonces, el Banco de Inglaterra se vio obligado a acudir en su ayuda con un préstamo de urgencia, provocando una caída del valor en Bolsa y colas interminables de sus clientes para intentar recuperar su dinero.

En España, es complicado que se produzca una situación similar ya que, a pesar del alto riesgo de muchas de las hipotecas concedidas durante los últimos años, las entidades financieras suelen tender a la diversificación de sus actividades. Sin embargo, estos factores, junto con la pérdida de confianza entre bancos, están llevando a las entidades a una reducción de la liquidez, es decir, del dinero en efectivo, que hace que la crisis se contemple cada vez desde una perspectiva más cercana.

Aumentan las voces de alarma

Desde que el Northern Rock comenzó a llenar las portadas de los medios de comunicación, numerosos mandatarios y responsables de distintas instituciones financieras o políticas europeas han pedido calma a los mercados y tranquilidad a los ciudadanos para intentar evitar que la inestabilidad conduzca a una histeria que haga que la dificultades económicas se extiendan en el espacio y el tiempo. Sin embargo, y a medida que van pasando los días, aumenta el número de voces que advierten de que la crisis está cada vez más presente.

Así lo admitía hace unos días el todavía gerente del Fondo Monetario Internacional, Rodrigo Rato, que afirmaba que la crisis aún no ha terminado y que sus efectos puede ser "mucho más graves" que hasta ahora, ya que afectarán a economías y presupuestos de diversos países.

Algunos bancos y compañías financieras -Standard & Poors, BBVA, etc- ya están comenzando a dar las primeras señales de alarma a través de sus servicios de estudio, que apuntan a que la crisis afectará a nuestro país más de lo previsto en un primer momento. Por su parte, los consumidores se muestran cada vez más desconfiados, como demuestra el índice de confianza del Instituto de Crédito Oficial, que retrocedió en septiembre a niveles mínimos.

Los bancos pierden confianza

El panorama no es muy optimista, y la falta de liquidez en el sistema interbancario es otra de las señales que hace patente la crisis. Las entidades financieras tienen organizado un mercado interno a través del cual se prestan efectivo unas a otras cuando lo necesitan, a un interés que en el caso de Europa es el que configurará el famoso Euríbor -interés medio al que los principales bancos europeos se prestan el dinero entre ellos-. El interbancario funciona siempre y cuando exista solvencia y confianza suficiente entre unas y otras entidades.

Sin embargo, la confianza entre los bancos se ha resentido después de algunos de los últimos informes, como el de Moody´s, que afirmaba que en la actualidad existen en España cinco cajas de ahorro regionales que cuentan con un mayor factor de riesgo en caso de que el actual escenario financiero se deteriorase más de lo previsto. El último jarro de agua fría por parte de esta misma compañía se lo ha llevado Caixa Catalunya, que ha visto reducida su calificación de "estable" hasta "negativo" debido a "la mayor dependencia de la entidad del mercado de crédito interbancario".

El problema en España es, si cabe, más acusado que en otros países europeos, debido a que existen numerosas entidades que basan su actividad e inversiones en los préstamos hipotecarios, como advirtió la pasada semana el ministro de Economía Pedro Solbes, aconsejando a estas cajas y bancos que se "replanteen sus actividades" y las lleven hacia una mayor diversificación.

Hipotecas de alto riesgo en España

Y es que la morosidad hipotecaria continúa creciendo en nuestro país, y la situación producida por la debilidad de los créditos de alto riesgo -subprime- en Estados Unidos no es tan lejana a la que vivimos en la actualidad en España. Al menos así lo cree Manuel Romera, director del Sector Financiero del Instituto de Empresa (IE), que opina que en la actualidad muchas de las hipotecas concedidas dentro de nuestras fronteras están dentro del "rango subprime". Según Romera, si se diera el caso de que los tipos subieran un 1% más, "nos encontraríamos con un porcentaje de entre un 5% y un 6% de familias que no podrían hacer frente a los pagos de su crédito hipotecario". Esto se debe, en parte, a la facilidad y a la gran cobertura de las hipotecas que se han venido concediendo en nuestro país durante los últimos años.

Una subida de los tipos, por tanto, podría provocar un "efecto caótico en la capacidad de compra de los ciudadanos", asegura el experto del IE. Sin embargo, si el Banco Central Europeo decidiera mantener durante un tiempo el precio del dinero sin cambios o incluso modificar la tendencia actual y reducirlo, la crisis de liquidez se vería mermada, pero no se podría controlar la inflación. Como consecuencia de ello, los precios tenderían a dispararse y el poder adquisitivo de los consumidores se vería considerablemente reducido.

Sin embargo, detrás de la gran mayoría de las previsiones económicas lanzadas en los últimos meses desde todos los frentes -tanto políticos como económicos o empresariales- en forma de discursos, estudios o informes, la situación económica global, y la de España en particular, continúa siendo incierta y habrá que esperar al menos hasta el próximo año para conocer los efectos reales de las recientes turbulencias financieras en las economías de todo el mundo.

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