martes, 20 de enero de 2009

Vuelve el 'give me two'

Por Marta Fdez. Olmos
[Publicado en ADN.es el 9 de noviembre de 2007]

La debilidad del dólar frente al euro hace que sea mucho más barato ir de compras al otro lado del Atlántico

Podría ser el eslogan de una famosa compañía americana o el título de una superproducción de Hollywood. Pero "give me two" -'déme dos' en inglés- era el apodo con que se conocía a los venezolanos que paseaban por Nueva York en los años 70, y a los españoles que salían de compras por la ciudad a finales de los 80, cuando la devaluación del dólar frente a la peseta hacía que comprar en Washington o en Boston saliera mucho más barato que hacerlo en las tiendas de Madrid o Barcelona.

Éstos, cuando llegaban a la Gran Manzana y preguntaban en cualquier tienda por algún artículo, se quedaban tan sorprendidos con el precio que decidían inmediatamente llevarse dos en vez de uno, y respondían "give me two". Y es que hasta Mecano le dedicó una canción a la ciudad del Empire State cantando aquéllo de "me marcho a Nueva York" para aprovechar los precios cuando el dólar estaba devaluado, allá por 1989.

Más de quince años después, los 'give me two' podrían volver a pasearse por las calles de las principales ciudades norteamericanas: el dólar vuelve a mostrar su debilidad, esta vez frente al euro -que ya se cambia por 1,46 dólares-, y salir de compras al otro lado del Atlántico sale mucho más barato que hacerlo en Europa.

De saldo en saldo

Tras ocho horas de vuelo, comprar un iPod Touch de 16 megas nos saldrá por tan sólo 399 dólares, lo que al cambio serían unos 279 euros frente a los 389 que nos costaría en cualquier ciudad española. Y si no encontramos el camino, siempre podemos orientarnos con un GPS: un Tom Tom one, que en España nos costaría alrededor de 200 euros, en Norteamérica podríamos conseguirlo por tan sólo 170.

Pero no sólo eso. Si queremos renovar el armario, también podremos hacerlo en Manhattan por un módico precio. Unas zapatillas Converse, que en las calles de cualquier ciudad española nos saldrían por unos 45 euros, en Estados Unidos nos costarían menos de 30. Y podríamos comprarnos unos Levi´s por 40 euros cuando en, por ejemplo, Valladolid, no nos costarían menos de 65.

Y si viajamos al país de Bush antes de Navidad, los Reyes pueden salirnos mucho más económicos. Por ejemplo, una muñeca Barbie, que en España estaría sobre los 25 euros, podemos adquirirla por unos 23. La diferencia no es mucha, pero si lo que nos van son las consolas, en el caso de la Xbox la diferencia es sustancial: los 239 euros -350 dólares- que nos costaría comprarla en Estados Unidos dejan lejos a los 399 por los que se vende en España.

Con la música pasa lo mismo. El último cd de Britney Spears, por ejemplo, nos saldría al otro lado del Atlántico por tan solo 10 euros frente a los 17 que nos costaría en España. Y el último dvd con los cortos de animación de Pixar nos costaría unos 13 euros, cinco menos que en España.

También por Internet

Y el efecto de la caída del euro frente al dólar no sólo se deja notar en ropa, electrónica y música. Si en medio de nuestras compras queremos hacer una parada para recuperar fuerzas y meternos en el templo gastronómico estadounidense por excelencia, el McDonalds, un BigMac tan sólo nos costaría 2,20 euros, frente a los tres que pagaríamos en España, lo que supondría un ahorro del 30%.

Pero no sólo los europeos nos aprovechamos de la debilidad del billete verde. De un tiempo a esta parte están surgiendo numerosas páginas web que nos permiten hacernos con los productos de los comercios estadounidenses. Muchas tiendas online norteamericanas no permiten la compra desde el exterior de EEUU, ya que requieren un el envío de productos fuera de Estados Unidos ya que piden una dirección de entrega dentro de territorio norteamericano.

Sin embargo, este tipo de compañías te facilitan, por un módico precio, una dirección estadounidense donde las tiendas pueden efectuar la entrega, y ellos mismos se encargan de reenviarte tu compra a la dirección extranjera. El último recurso para los que no tengan previsto realizar próximamente un viaje al otro lado del charco.

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